jueves, 12 de junio de 2014

1914 a 1917


Semáforos luminosos
Los semáforos, también conocido técnicamente como señales de control de tráfico, son dispositivos de señales que se sitúan en intersecciones viales y otros lugares para regular el tráfico, y por ende, el tránsito peatonal.
El tipo más frecuente tiene tres luces de colores:
Rojo: para detenerse inmediatamente. En algunos países, si el rojo está parpadeando, actúa como una señal de Alto/Pare.
Verde: para avanzar, puesto que no hay obstáculos.
Amarillo: para avanzar con cuidado y bajar la velocidad, puesto que va a cambiar a rojo.
El semáforo está formado por los siguientes componentes:
Cabeza: Es la armadura que contiene las partes visibles del semáforo. Cada cabeza contiene un número determinado de caras orientadas en diferentes direcciones.
Soportes: Los soportes son las estructuras que se utilizan para sujetar la cabeza de los semáforos.
Cara: Son las distintas luces de las cuales están formados los semáforos. En cada cara puede haber desde dos luces hasta más de tres, siendo la de tres luces las caras más usuales.
Lente: Es la parte de la unidad óptica que por refracción dirige la luz proveniente de la lámpara y de su reflector en la dirección deseada. Este elemento desaparece en los nuevos semáforos de ledes.
Visera: Es un elemento que se coloca encima o alrededor de cada una de las unidades ópticas, para evitar que, a determinadas horas, los rayos del sol incidan sobre éstas y den la impresión de estar iluminadas, así como también para impedir que la señal emitida por el semáforo sea vista desde otros lugares distintos hacia el cual está enfocado. Como el caso de las lentes, esta parte está desapareciendo ya que los nuevos semáforos de ledes iluminan de mejor forma que los antiguos.
Placa de contraste: Elemento utilizado para incrementar la visibilidad del semáforo y evitar que otras fuentes lumínicas confundan al conductor.

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1900 a 1913

Audífono
Un audífono es un dispositivo electrónico que amplifica y cambia el sonido para permitir una mejor comunicación. Estos reciben el sonido a través de un micrófono, que luego convierte las ondas sonoras en señales eléctricas. El amplificador aumenta el volumen de las señales y luego envía el sonido al oído a través de un altavoz.
Los siguientes son los componentes más usuales de un audífono:
Micrófono: se utiliza para captar el sonido y convertir la energía acústica en energía eléctrica.
Amplificador: sirve para aumentar la intensidad de la señal que llega al micrófono.
Bocina: convierte la energía eléctrica ya amplificada en energía acústica.
Pila: permite energía para hacer funcionar el auxiliar.
Volumen: sirve para ajustar la intensidad del volumen.
Molde: se diseña de acuerdo a la necesidad de cada persona, para que se adapten dentro de la oreja.
Controles: sirven para encender o apagar, y para elegir captar sonidos del medio ambiente o bien señales de campos electromagnéticos.
Se piensa que un audífono es para aquel que tiene problemas de sordera. Sin embargo, tener dificultades de audición y no acudir a remediar esta desventaja es como la persona que tiene dificultad de ver y se rehúsa a usar lentes. Generalmente la pérdida de audición avanza de forma paulatina e imperceptible para quien la padece. Suelen ser sus familiares y amigos quienes se dan cuenta cuando notan que frecuentemente pide que le repitan palabras, escucha el televisor y la radio a un volumen muy alto, parece distraído o ausente en reuniones donde tiende a aislarse y apartarse, y se queja de que ciertas personas hablan muy bajo, no obstante se siente irritado ante gritos de niños o ruidos intensos. El poder escuchar mejor le devuelve gran intensidad a la vida de quien padece algún tipo de padecimiento auditivo.